lunes, octubre 04, 2010

Margarit y su patético "acento".

Margarit, en el pregón de la Fiesta Mayor de Barcelona, lanzó un pequeño mensaje para "charnegos no integrados" hablando de su estancia en Tenerife:

«Llavors vaig poder entendre que quan arribes a una terra, a una ciutat que no és la teva i t’hi acabes guanyant la vida i progressant, hi ha una alegria profunda en tractar d’integrar-te, de ser un més entre la seva gent. Un dels orgulls de la meva vida és com vaig assolir de parlar de seguida el castellà de les illes, amb els seus peculiars girs, vocabulari i accent. A ningú que em coneixia li passava pel cap que jo no fos tinerfeño. A partir d’aquella experiència vaig entendre la importància de penetrar el més profundament possible en la llengua i la cultura del lloc que t’acull. No fer-ho és una actitud de menyspreu de conseqüències negatives en primer lloc per a la mateixa persona que la practica. Indica una feblesa interior que necessita emparar-se en una brutalitat exterior».

Está claro, Margarit como ejemplo del nacionalista, sólo concibe la convivencia en la uniformidad, la convivencia de seres plurales le parece un imposible. No se entiende qué valor habría de tener la "tolerancia" en el momento en que todos fuésemos iguales. La convivencia, la tolerancia, precisamente tienen valor cuando es en el respeto de las diferencias de cada uno, el afán por homogeneizarse es, además de patético y despersonalizador, algo que deja sin sentido la necesidad de respeto y la convivencia.

Lo que es de risa es el esfuerzo que describe Margarit por copiar el "acento" tinerceño. Sencillamente es patético copiar el acento del sitio donde uno está para buscar la aceptación. El acento se puede "pegar" con los años y eso es lo natural, pero además se puede pegar mezclado con otros acentos adquiridos durante el curso de una vida, y eso nos puede dar un acento único e irrepetible, identificador de uno mismo que vale más que mil malas imitaciones de falsos acentos.

Pero hay otra falacia en este fragmento, si cabe más grave. Dice Margarit que uno se ha de "asimilar" al lugar donde vive, dando por hecho que la "asimilación" en Catalunya ha de ser en catalán. Vuelve lo de la lengua catalana como si fuese la "natural", la propia que hablan los árboles y los pájaros. Pues no, señor Margarit, yo no pido la "asimilación" de nadie. No necesito que nadie copie mi acento de "charnego", cocido de mil puertos y el último y más importante, Catalunya. Pero si alguien quiere "asimilarse" o "integrarse" (como dicen los nacionalistas) en Catalunya tiene dos opciones. La "forma de ser" mayoritaria, de los catalanes, por cierto, sería en castellano.


Viene de: La cohesión monolingüe; Margarit, como ejemplo.

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