Según informan las agencias -y después de más de dos meses de intensa búsqueda- sigue sin aparecer el “Segundo Manifiesto por la lengua común” que al parecer es el que verdaderamente querían haber publicado los intelectuales que firmaron el Primero, pero que no lo hicieron, por un traspapeleo a la hora de enviar el original a imprenta.
En dicho Manifiesto, que pretendía acabar con la pluralidad cultural e intentar implantar el monolingüísmo en las autonomías bilingües, y que no era “en favor de los hablantes del castellano” sino “en contra del catalán”, se defendía la obligación de que la lengua de la educación sea la castellana y suponía que una lengua hablada por 400 millones iba ha desaparecer, y por eso había que defenderla -y nunca la libertad de sus hablantes-. También impulsaba abiertamente a la “catalanofobia”, presionaba para que el catalán sólo se hablase en la intimidad, y según algunas fuentes, incluso se requería la cadena perpetua para quien lo hablase públicamente.
Un político catalán incluso afirmó que el manifiesto “insultaba a la inteligencia”. Aunque como muy bien replicó Savater, “bueno, entonces usted no tiene por qué considerarse ofendido, buen hombre.”
La semana pasada los Mossos colaboraban en su búsqueda, pero tuvieron que interrumpirla, al parecer para buscar a cierto gourmet que se fue de un restaurante sin pagar. Y aunque ya habían sido avisados por la Interpol de que ni estaba perdido ni desaparecido, continuaron con su profesional búsqueda. De momento no han encontrado ni al Manifiesto, ni al gourmet, pero no deben andar lejos. ¿Habrá sido el Manifiesto deconstruido? Es probable, al menos se ha intentado desde diferentes medios de comunicación.
No se sabe muy bien dónde pueda estar, es posible que en uno de los 7 cels de Sisa (puede que en el 6ª o el 7º a lo más), De Juana Chaos ha apuntado que quizá esté en el corazón de algunos españoles, y se ha ofrecido para ir buscándolo él mismo uno a uno. Otra opción era en los cajones del despacho de Fernando Savater, pero ha sido registrado y no se ha encontrado nada, excepto unos rotuladores rojo y amarillo, entre otros muchos colores, que seguro usaba el españolista filósofo para ir pintando banderitas españolas por todas partes. Porque aunque afirma que “España se la suda”¿...y Euskadi? ¿Euskadi no, verdad? ¡a jajá! ¡Fernandito que se te ve el plumero españolista!¡Menudo favoritismo!
Dicho Manifiesto ha estado de actualidad últimamente y ha sido discutido y debatido por políticos, tertulianos, columnistas y opinadores en general, mientras que el Primero apenas si ha sido tratado. Sin embargo, todavía no ha sido encontrado. En realidad muy pocos, parece ser, son los que lo han leído. En realidad nadie. Ni tan sólo los mismos que lo escribieron, han llegado a leerlo, pues antes de empezar, ya estaba desaparecido.
Se sigue buscando. Hermeneutas, bomberos, policías y arqueólogos están en ello.