La mayor objeción que se da contra la libertad de los padres de elegir la lengua vehicular en que se educan sus hijos es el de la “cohesión” de Catalunya. Se dice que una medida así causaría una “fractura social”.
No pasaré a exponer lo ridículo de este argumento. Primero porque, que yo sepa, las diferentes alternativas propuestas no hablan de una separación de los alumnos en función de su lengua, sino de un modelo de confluencia. Después porque lo que sería inadmisible es que las elecciones personales de unos ciudadanos, que sólo les afectan a ellos, irritasen tanto a otros (a los que no les afecta) que se pusiese en riesgo la cohesión del país. Esto lo que nos mostraría es la intolerancia de estos últimos, y que el problema no está en los que ejercen su libertad, sino en aquellos a los que molesta que otros la ejerzan, y tendríamos que averiguar cuál es la causa de esa intolerancia y en su caso ponerle remedio.
Pero claro yo me temo que la causa misma de esa intransigencia está en los mismos políticos que nos alertan sobre el peligro de “fractura” social. El uso de este argumento es igual de legítimo que el de aquel que defienda la obligatoriedad de la educación católica para todos los alumnos, (…o la supresión de las diferentes asignaturas optativas o la eliminación de la libertad de elegir entre Bachillerato y Formación Profesional) para así no provocar una “fractura social“…me parece que esta teoría deben creerla sólo unos sujetos extraños que durante toda su vida sólo se han relacionado con sus compañeros de clase, si no, no tiene explicación.
Pero al parecer proponer un Referendum de autodeterminación en cambio, no pone para nada en peligro la cohesión de nuestra sociedad. Y aún a sabiendas que es mayoría quién está en contra de la independencia en Catalunya (es decir que no serviría para nada más que para fracturar a la sociedad en este aspecto) y que en un futuro a medio-largo plazo no es predecible que la división de opiniones en este tema deje de existir. División de opiniones y diferencias que no pueden ser más extremas entre la población catalana y además, cuando el tema se toca, defendidas más furibundamente. (El mismo Artur Mas alertaba en TVE, cosa que calla en otros medios más cercanos, del peligro de fractura si se producía un referéndum sin tener al menos el apoyo de dos terceras partes de la población, límite en Catalunya, claramente imposible de alcanzar por el independentismo)
Concluyendo, nos encontramos con que el argumento de la “cohesión” del país sirve para anular libertades individuales (y alguna tan básica como la de no ser discriminado en función de la lengua propia) y sin embargo no sirve para contrariar unas supuestas libertades colectivas, que no son más que la voluntad de una parte (pequeña pero política y mediáticamente poderosa) de ese colectivo y no de todos y cada uno (porque digo yo que todos, y no sólo ellos, somos Catalunya).
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