viernes, agosto 31, 2007

Casi el 90% de los catalanes se sienten españoles

Según el Cis el 85% de los catalanes se sienten españoles, o lo que es lo mismo, sólo un 15% no se siente español.


¿Dónde miran nuestros políticos? (me refiero a los de aquí, a los catalanes) ¿de que sectores sociales han salido para ser tan diferentes de la sociedad que representan?












En la misma encuesta:














Fuente:
CIS estudio nº 2.648 junio-julio de 2006

miércoles, agosto 29, 2007

Un mundo sin esencias o, lo que sería lo mismo, sólo con esencias particulares

Extracto de:
El deseo según Deleuze

por Maite Larrauri
Editorial Tándem.



También el juicio moral aprisiona la vida. Deleuze repite a menudo una frase de Antonin Artaud: “hay que terminar de una vez por todas con el juicio de Dios”. El juicio de Dios es el juicio trascendente, aquel que en virtud de otra vida más perfecta juzga esta vida nuestra terrenal. La trascendencia consiste en creer en una realidad superior según la cual se puede creer en una realidad superior según la cual se puede establecer lo que está bien y lo que está mal. Poca importancia tiene que esa realidad superior la situemos en los cielos, en las ideas, en el futuro, en la promesa política de un mundo mejor, en el más allá del socialismo o en lo que sea. Lo que tienen en común todas las trascendencias es la voluntad de juzgar la vida desde el exterior.

¿No hay, entonces, que juzgar en modo alguno?, ¿no es posible orientarse?, ¿sólo vivir, y vivir sin más, lo que sea y lo que venga? No es eso. Se trata de liberar la vida y de no abandonar el juicio. Para ello la vida debe ser juzgada de manera inmanente. Un juicio inmanente de la vida es un juicio realizado desde dentro mismo de la vida, sin tener en cuenta nada más que la propia vida, un juicio terrenal, hecho a base de valores estrictamente terrenales.

Empecemos por poblar el universo de seres vivos diferentes, de cuerpos particulares, y pensémoslos sin el lenguaje del ser. Dicho de otra manera, no tomar en cuenta el lenguaje del ser significa no definir un cuerpo por la especie a la que pertenece, sino por los afectos de los que es capaz: definir cada planta, cada animal, cada hombre y cada mujer de manera particular, con arreglo a aquello de lo que son capaces, es decir, con arreglo a su potencia.

La “potencia” no quiere decir aquí lo que potencialmente podría hacer un individuo por el hecho de pertenecer a una especie concreta, sino que “potencia” significa lo que realmente puede este individuo, y lo que realmente puede es lo que hace. Tomemos como ejemplo una garrapata. El mundo es inmenso y no todas las cosas afectan a todos los cuerpos vivos de la misma manera. Una garrapata se siente afectada por la luz, y por eso trepa a lo alto de un arbusto; se siente afectada por el olor, y por ello se inmoviliza en una rama y espera hasta que un cuerpo caliente pasa por debajo; y, en tercer lugar, se siente afectada por el tacto y busca la zona del cuerpo en la que incrustarse. Así pues, del conjunto del mundo, las garrapatas sólo se ven afectadas por la luz, el olor de un cuerpo caliente y el tacto de una zona del cuerpo. Pero estos afectos pertenecen a la definición de lo que es una garrapata. En cuanto nos vemos enfrentados a juzgar la vida de una particular garrapata, ésta dependerá de los encuentros con arbustos y animales de sangre caliente que el azar le depare. Y la vida de dicha garrapata será el conjunto de afectos de los que haya sido realmente capaz, esto es, su potencia no es lo que podría haber hecho, sino lo que realmente ha hecho.

La especie no nos dice lo que es un individuo, sino lo que debería de ser porque es como una esencia universal, válida para todos los individuos comprendidos en ella: tomando como ejemplo esta vez un individuo del reino vegetal, juzgo según la esencia si digo “este arbusto es un viburnum y, como tal, debe crecer hasta llegar a esta altura”. Pero si no considero la especie a la que pertenece este arbusto, sino sólo su potencia particular, no condenaré un comportamiento que no se atenga al que esperaba según la especie: quizá no arranque de un seto este viburnum sólo porque es más pequeño que los demás. (Los jardines de quienes piensan con el lenguaje del ser y juzgan con un criterio trascendente se parecen bien poco a los jardines de quienes se esfuerzan por pensar en las potencias particulares de cada planta y cada árbol).

El mundo sin esencias o, lo que sería lo mismo, sólo con esencias particulares, permite agrupaciones de otro estilo. Un caballo de tiro está más cerca de un buey que de un caballo de carreras porque la potencia de un caballo de tiro –los afectos de los que es capaz- es similar a la potencia de un buey. De nuevo aquí es cuestión de percepción, de ver la vida por el medio, por donde se mueve y transita.

Influenciado por conceptos que provienen del mundo animal y vegetal, Deleuze emplea la palabra “territorio” para referirse a la potencia particular de cada individuo. En efecto, podemos inmediatamente entender qué es el territorio de una garrapata, de un arbusto, de un caballo, de un hombre o de una mujer: es el espacio que ocupa un cuerpo vivo mediante los afectos de los que es capaz.

La potencia busca crecer y anexionarse más territorio. Los seres humanos, los animales, las plantas, poseen un territorio que no se delimita por contornos fijos, sino que está en continuo movimiento porque está determinado por la fuerza vital de cada cual. Un territorio no se delimita desde fuera, no es una propiedad privada. Cuando no actúa la violencia de los otros, el territorio crece hasta el límite de sus propias fuerzas.

Así pues, el territorio no es algo cerrado, es más bien un vector que se mueve, por lo que continuamente hay en él movimientos de desterritorialización y reterritorialización. O mejor aún, el territorio es un vector de salida del territorio. El territorio es devenir, se deja invadir o invade, se puebla, se desertiza.

Cada uno busca su propio territorio hasta cuando entra en una habitación nueva: busca el lugar en el que estará mejor. La música es siempre la expresión del territorio entendido como vector de movimiento. Deleuze nos invita a recordar en qué momentos cantamos, cuándo canturreamos, cuándo repetimos una cierta musiquilla, un estribillo como si se tratara de un ritornell. En primer lugar, lo hago cuando le doy la vuelta a mi territorio: estoy limpiando mi casa, se oye una radio al fondo, tralaralarita… En segundo lugar, cuando no estoy en mi casa, estoy fuera de mi territorio, intento volver a casa, reterritorialización, cae la noche y quiero darme ánimos. En tercer lugar, me separo de un territorio y canto “adiós, me voy y siempre llevaré en mi corazón…”, desterritorialización. La música dice lo que no se deja decir de otra manera, la vida misma cuando se mueve, cuando deviene, cuando arbolea, pajarea, gusanea. Si la potencia de los seres vivos, su capacidad de ser afectados se expresara, tararearía, cantaría la canción de su territorio, haría oír sus ritornelos.

Podemos, pues, terminar de una vez por todas con los juicios trascendentes. Si prescindimos de la especie, hacemos saltar por los aires lo que está bien y lo que está mal para todos los individuos de una especie: lo que está bien para un caballo de carreras no es lo que está bien para un caballo de tiro. Es más, si tratamos a un caballo de carreras como si fuera un caballo de labranza –suponiendo que pensáramos que eso es lo que conviene a todos los caballos- quizá lográramos al final obtener que el comportamiento del caballo de carreras fuera como el del caballo de labranza, pero habríamos obtenido un caballo de labranza triste, encerrado en un territorio que no es el suyo, con escasa capacidad vital. Por el contrario, realizar aquí un juicio inmanente es entender qué es el bien y el mal para un caballo de carreras, cuáles son las cosas que le convienen, el tipo de vida que hará que se ensanche su potencia, su territorio.

viernes, agosto 24, 2007

Desastre de las infrastructuras en Catalunya,

Montilla culpa a los debates identitarios improductivos


Montilla reconoció ayer que el desastre en el funcionamiento de las infraestructuras de Catalunya es debido a demasiados años de Gobiernos en que la Generalitat que recurría al 'discurso fácil de cargar todos los problemas a los otros'.

Además declaró: "Tenemos que reconocer que ahora pagamos demasiados años de gobiernos pasados', que a juicio de Montilla, estaban 'más obsesionados por el debate sobre la identidad que no por el debate sobre el país real y la definición estratégica de las infraestructuras necesarias'.

Montilla podrá tener muchos defectos, pero lo que no le falta es sentido común, demasiados años de pujolismo seguidos de 3 años debatiendo sobre un estatut “nacional” y no “social” han apartado a nuestros políticos de la gestión real del territorio llevándonos en la práctica a un abandono administrativo de la sociedad.

Para colmo, algunos que no quieren dejar ese discurso victimista que tan pobres frutos nos da a los catalanes. La culpa siempre es de los otros, nosotros ya gestionamos bien ¿Pero entonces cómo es posible que nada más comenzar la crisis la Generalitat tomase “medidas urgentes”? ¿En qué quedamos? ¿No hubiese sido preferible tomar esas medidas unos años antes?

Es terrible, que una comunidad como la nuestra, en teoría de las más avanzadas del país, y dónde pretendemos ser ejemplo a imitar nos encontremos en estas circunstancias.

Representantes nuestros; más trabajar y menos hacer politiquería, si no por Catalunya hacedlo por los catalanes.

P.D. Al parecer la falta de recursos económicos con que se encuentran nuestras infraestructuras en Catalunya no afectan a nuestros políticos, los de las administraciones catalanas
Nuestras infraestructuras son las que menos inversión reciben pero ellos son los políticos mejor pagados de España:
Mientras el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero cobra 89.303 euros, el presidente de la Generalitat de Cataluña, José Montilla cobra 164. 043 euros, casi el doble.

No se queda ahí todo, por ejemplo, el alcalde de Barcelona, Jordi Hereu cobra 177.398 euros anuales y el presidente de la Diputación de Barcelona 144.200 euros,

Todo un ejemplo de sobriedad.

viernes, agosto 10, 2007

Libertad para ser como se es*

Tener “identidad” es algo inevitable y, por sí mismo, un rasgo identitario no es ni bueno ni malo (el ser asesino es un rasgo de la identidad del que mata igual que la simpatía del simpático). Algunos de estos rasgos que nos definen nos vienen dados, queramos o no, y otros somos libres de cambiarlos. Es un derecho inviolable que cada uno sea libre de modificar estos rasgos, de ser quien quiera ser, de “hacerse a si mismo” (mientras no limite esta misma libertad a los demás).

Pero como no tener identidad es algo imposible, los problemas de identidad no comprometen tanto la identidad como tal, sino la libertad de darse uno a si mismo su propia identidad.

Es un error objetar al nacionalismo identitario que la “identidad” es algo a lo que hay que restar importancia. La defensa identitaria es muy importante, es básica. Y lo es porque lo que se está diciendo cuando hablamos de defensa de la identidad no es tanto la defensa de ser nosotros sino la de la libertad de ser como queramos ser.

Pero hemos de estar muy alerta, los ataques contra la identidad pueden provenir de muchos ámbitos y a veces estar muy velados. El principal problema identitario de Cataluña es precisamente la negación, desde instituciones y medios de comunicación, del valor de la identidad de muchos catalanes. De las instituciones y los medios se transmiten a la ciudadanía que la continúa ejerciendo. La negación es tan continua que generalmente ni siquiera somos conscientes de que se ejerce, ni por parte del que la hace ni por parte del que la recibe. Constituyen ya parte de una especie de paradigma kuhniano, de forma que sólo quien sale de él puede entender su artificialidad.

Cuando se habla de Integració al pais se está hablando de integración a un modelo identitario concreto, de forma que también se han de integrar ¡los mismos nativos del propio país!

Otro tanto sucede con el concepto Normalització, que implica la desaparición efectiva de lo anormal, es decir cualquier identidad no coincidente con la que se defiende. En los medios de comunicación se pueden oír cosas del tipo; “com diuen els espanyols (o castellans)” al citar una frase hecha, como si fuese algo ajeno y entre los oyentes no hubiese espanyols (o castellano-parlantes), o del tipo “als catalans ens han imposat el castellà”, frase esta doblemente falaz y además excluyente, porque el castellano en Catalunya se habla no porque el catalán fuese discriminado (que lo fue y en muchos aspectos lo sigue siendo) sino porque la mitad de la población lo tiene como lengua materna. Y además, se olvida, estos últimos son igual de catalanes.

Si el nacionalismo fuese sincero en su defensa de la identidad debería proteger la identidad de todos los ciudadanos que pertenecen a su “nació” y no intentar homogeneizar las identidades del país, acabando con la pluralidad de identidades.

jueves, agosto 09, 2007

Laicismo y Neutralidad Nacional

Un Estado ha de ser, para ser justo y no llevar a discriminaciones laico (Laico, no aconfesional como este nuestro). Ser laico ya supone una toma de partido (una identidad si se quiere) pero es precisamente la toma de partido por la neutralidad. Precisamente desde el catolicismo se ha criticado el laicismo por ser ya ideológico, por no ser neutral, asimilándolo a veces, al ateísmo, o como la organización que desearía el ateo. Pero esto es una falacia, el laicismo está pensado para que quepan todos, no es ni ateo, ni agnóstico, islámico ni católico. Es neutral, es el marco, el campo de juego en el que estamos todos y para que esto sea posible la religión ha de pasar de lo público a lo privado. Si nuestra sociedad es plural (en cuanto a creencias) las instituciones no pueden tomar partido.

Pues de igual forma, en cuanto a cultura y sentimiento nacional, si nuestro país es plural (tanto vale para España como para Catalunya) nuestras instituciones no pueden tomar partido.
Esto, según según parece, es ya tomar partido. También el laicismo es tomar partido. Pero es tomar partido por la neutralidad, para que todos quepan, y no por la exclusión. (Por ej. no se excluyen a los católicos, pero tampoco puede excluir a los ateos aunque sea a costa de que el país en sí deje de ser "católico")(si alguna vez un país a profesado religión alguna).